Los psicoactivos son sustancias que actúan directamente sobre el sistema nervioso central, provocando alteraciones en el estado de ánimo, el comportamiento, la percepción y la conciencia. Pueden utilizarse tanto en tratamientos médicos como con fines recreativos, pero es importante tener precaución: el consumo sin orientación puede causar dependencia y graves daños a la salud.
Estas sustancias se dividen en lícitas —como el alcohol, el tabaco y algunos medicamentos (antidepresivos y antipsicóticos)— e ilícitas, como la marihuana, la cocaína, el LSD y el éxtasis.
Conoce los principales tipos y sus efectos:
Alucinógenos: alteran la percepción de la realidad y pueden causar confusión mental o episodios psicóticos. Ej. LSD, Marihuana.
Depresoras: reducen la actividad cerebral, generando lentitud, somnolencia y disminución de los reflejos. Ej. Alcohol etílico (bebidas), benzodiacepinas.
Estimulantes: aumentan el estado de alerta y la energía, pero sobrecargan el organismo. Ej. Cocaína, anfetaminas.
Antidepresivos y antipsicóticos: utilizados en tratamientos médicos, deben consumirse siempre bajo supervisión profesional debido a los posibles efectos secundarios. Ej. sertralina, Clorpromazina .
El uso excesivo de psicoactivos puede provocar cambios de comportamiento, dificultades cognitivas e incluso daños permanentes en el cerebro. La dependencia aparece cuando el cuerpo y la mente comienzan a necesitar la sustancia para funcionar con normalidad.
Si el consumo de estas sustancias empieza a afectar el bienestar, el trabajo o las relaciones personales, es momento de buscar orientación médica y apoyo psicológico. La información y el acompañamiento adecuados son pasos fundamentales para prevenir y tratar la dependencia química.
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