“El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan.”

Isaías 51:14

Esperar en Dios: un ejercicio de fe y confianza

Parece que hay en nosotros algo que nos impulsa a actuar de forma inmediata, como si la pausa fuera una amenaza. Sin embargo, por más que tomar decisiones y actuar sean partes esenciales de la vida, saber esperar también es fundamental. Es en ese intervalo entre el impulso y la acción donde maduran las decisiones más sabias y los resultados más duraderos.

Vivimos decidiendo todo el tiempo. Desde elecciones simples, como la ropa que vamos a vestir o lo que vamos a comer, hasta decisiones más complejas, como con quién nos relacionamos, si debemos descansar o trabajar un poco más. La vida es, esencialmente, una sucesión de decisiones. Algunas son triviales y pasan casi desapercibidas; otras, en cambio, tienen un peso mucho mayor en nuestro camino. Decidir qué vestir o qué comer es algo cotidiano, pero elegir dónde vivir, con quién compartir la vida o qué rumbo seguir profesionalmente son decisiones que exigen reflexión y responsabilidad. No todas las decisiones tienen el mismo peso, pero todas, de algún modo, moldean quiénes somos.

Cuando nos detenemos a reflexionar sobre la importancia de esperar, encontramos innumerables versículos en las Escrituras que nos invitan a la paciencia, la confianza y la esperanza en Dios. La Biblia nos recuerda repetidamente que esperar en el Señor no es un acto pasivo, sino una demostración de fe y dependencia.

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
(Isaías 40:31)

“Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.”
(Salmos 37:3–5)

“Espera en el Señor; esfuérzate, y tu corazón se alivie; espera en el Señor.”
(Salmo 27:14)

“Encomienda a Jehová tu camino, y espera en él; y él hará. Y exhibirá tu justicia como la luz, y tus derechos como el mediodía.”
(Salmos 37:3–6)

“Bueno es el Señor para quienes esperan en él, para el alma que lo busca.”
(Lamentaciones 3:25)

“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.”
(Salmo 40:1)

Estos textos nos recuerdan que esperar en Dios es un ejercicio de confianza, una entrega que fortalece el espíritu y renueva las fuerzas. Esperar en el tiempo de Dios es permitir que Él obre en silencio, preparando lo mejor para nosotros.

Esperar en Dios es más que permanecer inactivos; es confiar en Su tiempo perfecto, incluso cuando no comprendemos el proceso. La espera nos enseña a depender de Él, a fortalecer nuestra fe y a reconocer que las promesas se cumplen en el momento preciso. Cuando descansamos en Su voluntad, descubrimos que la paciencia no es una pérdida de tiempo, sino un terreno fértil donde Dios trabaja silenciosamente, preparando lo mejor para nuestras vidas.

Un abrazo

Priscila Leal