
Versículo del mes - Octubre
Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.
Isaías 51:12
¿Mujer, dónde están tus acusadores?
Vivimos en la era de la informatización, un tiempo en el que cada generación se enfrenta a nuevos desafíos, cuestionamientos y, sobre todo, a una búsqueda interior por encontrar la mejor manera de vivir: qué decisiones tomar, cómo actuar y, en definitiva, cómo vivir bien. Nos enfrentamos a preguntas que parecen no tener respuestas. La buena noticia es que, sin importar la época que atravesemos, Dios ha preservado su Palabra, la Sagrada Biblia, como guía segura para nuestras vidas.
En este tiempo, el gran desafío es aprender a recibir un torrente constante de información, asimilarla y convivir con ella. Cada vez que abrimos nuestras redes sociales, tenemos noticias del otro lado del mundo, nos exponemos a múltiples ideas y quedamos inmersos en un océano de datos que influyen en nuestra mente y en nuestro corazón.
La Biblia declara en 2 Corintios 3:18:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
Lo que contemplamos, inevitablemente nos transforma.
Si contemplamos la gloria del Señor, somos transformados a su imagen.
Si consumimos constantemente noticias trágicas, nos volvemos personas tristes y sin esperanza.
Si absorbemos ideologías humanas, terminamos creyendo que eso es lo correcto.
¡Cuidado!
En los días en que Jesús caminó en carne sobre la tierra, una mujer fue sorprendida en adulterio. Según la cultura, la tradición, la ley y las costumbres de ese tiempo, debía ser apedreada. La multitud ya había dictado su sentencia: la muerte.
Así también nosotros, muchas veces emitimos juicios basados en lo que sentimos en el momento, en lo que hemos aprendido de la cultura o en lo que escuchamos de otros. Sin darnos cuenta, repetimos patrones de opinión y condena que no siempre reflejan la justicia de Dios. Pero la Biblia nos recuerda que el único juicio verdadero y justo es el que proviene de su Palabra. Cuando aprendemos a mirar a través de ella, dejamos de juzgar según apariencias y comenzamos a ver con misericordia y verdad, tal como lo hizo Jesús.
Jesús no necesitó contradecir la ley ni justificar el pecado. Con una sola declaración desarmó a los acusadores:
“El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.”
Uno a uno, los acusadores se fueron. Nadie quedó. La Palabra de Jesús reveló la verdad: todos necesitaban misericordia, no solo aquella mujer.
Hoy Dios sigue llamándonos. Nos invita a dejar de escuchar ideologías equivocadas y a fijar nuestros ojos en Jesús. A volver de todo corazón a la Palabra de Dios. A cambiar horas en internet por momentos en el lugar secreto de oración. A vivir según el patrón de Dios, y no según el ruido del mundo.
Un abrazo,
Priscila Leal
Temer es una trampa
La Biblia nos enseña que aquello que más tememos puede, en muchas ocasiones, terminar haciéndose realidad: “lo que temía me sobrevino” (Job 3:25). El miedo, cuando domina el corazón, puede colocarnos en situaciones de vulnerabilidad, ya sea ante la posibilidad de perder a un ser querido, enfrentar la pérdida del empleo o atravesar dificultades de distinta índole.
El temor, lejos de protegernos, puede convertirse en una verdadera trampa. Sin embargo, la Palabra de Dios afirma que “el perfecto amor echa fuera el miedo” (1 (Juan 4:18). Como hijos de Dios, no estamos llamados a vivir bajo la esclavitud del temor. Es natural que en determinadas circunstancias sintamos incertidumbre o preocupación por lo que pueda suceder, pero la Biblia nos recuerda que podemos entregar a Dios cada una de nuestras cargas, temores y ansiedades. Él cuida de nosotros.
No es casualidad que, a lo largo de las Escrituras, se repita una y otra vez la exhortación: “No temas”. El versículo de hoy nos recuerda que no debemos temer al hombre, que es mortal, sino confiar en el Señor, que es eterno.
El mismo Dios declara:
“Yo soy aquel que los consuela. ¿Quién eres tú para que tengas miedo del hombre, que es mortal, o del hijo del hombre, que no es más que hierba?”
(Isaías 51:12).
Con frecuencia enfrentamos situaciones que despiertan temor: la salud, la economía o el riesgo de perder a quienes amamos. Sin embargo, sin importar cuáles sean las circunstancias, la Palabra de Dios nos anima con esta certeza: Él es nuestro consuelo, aun en medio de la inseguridad y el miedo.
No debemos temer al hombre que es mortal, porque la Biblia nos fortalece y nos anima a vivir con fe, confiando en que el Señor es nuestra seguridad y fortaleza.
Que Dios te bendiga y te guarde en el nombre de Jesús.
Un abrazo
Priscila Leal
No Mires Hacia Atrás: Uma Reflexión Sobre la Fe, la Obediencia y las Promesas
*Serie Génesis:
Puedes ver esta serie de forma gratuita haciendo clic en el enlace de abajo.
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Mientras veía la serie Génesis* com mi familia, uma escena llamó profundamente mi atención: la destrucción de Sodoma. Em medio de este episodio tan conocido, podemos extraer uma poderosa lección que sigue resonando hasta hoy — y que vale la pena meditar com atención.
La Orden de los Ángeles: No Mires Hacia Atrás
Cuando los ángeles llegaron hasta Lot, advirtiéndole que Sodoma sería destruida, dieron uma instrucción clara a su familia:
“No miren hacia atrás.”
La ciudad estaba sumida en el pecado. Sus abominaciones habían llegado hasta el cielo, y Dios decidió destruirla. Aún así, por la intercesión de Abraham, el Señor envió ángeles para salvar a Lot y a los suyos. Pero incluso ante la urgencia y la advertencia celestial, algo muy humano ocurre: la esposa de Lot mira hacia atrás — y se convierte em uma estatua de sal.
¿Por Qué Es Tan Difícil No Mirar Atrás?
Piénsalo conmigo: estaban dejando atrás toda uma vida. Casa, bienes, comodidad e incluso cierta posición em la ciudad. Era tentador mirar. Tal vez para comprobar si la destrucción era real, o tal vez por apego a lo que quedaba atrás.
Pero la orden era clara. Y desobedecerla tuvo um alto precio.
¿Cuántas veces em nuestra propia vida miramos hacia atrás? Ya sea por nostalgia, inseguridad o falta de fe, terminamos volviéndonos a lo que Dios ya nos mandó dejar. Y com eso, detenemos nuestro caminar y podemos retrasar las promesas que aún están por cumplirse.
Mira Fijamente a Jesús
La Biblia nos dice:
“Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona.” (Hebreos 12:2)
Observa que hay uma conexión entre esta exhortación y la orden dada a Lot: mientras uma nos dice que no miremos atrás, la outra nos llama a mirar com firmeza hacia adelante — hacia Cristo.
En la jornada de la fe, es esencial elegir bien la dirección de nuestra mirada.
Promesas y Mandamientos: Siguen Vigentes Hoy
La Palabra de Dios está llena de promesas, mandamientos, estatutos y leyes. No son solo obligaciones; también son garantías de um futuro bendecido. Pero para vivirlas, necesitamos caminar por fe — incluso cuando el panorama parezca desfavorable.
¿Cuántas veces la realidad contradice lo que Dios ya há dicho sobre ti?
Esse es el momento de ser probado, y también de permanecer firme. Recuerda: Dios es fiel para cumplir todo lo que há prometido.
Si no recuerdas ninguna promesa específica, búscala em la Palabra de Dios. Allí están, y también son para ti. ¡Tómalas y confía!
No Camines Solo: El Espíritu Santo es Tu Ayuda
Nadie dijo que sería fácil obedecer, dejar el pasado o seguir adelante com firmeza. Pero Dios no nos dejó solos. Tenemos al Espíritu Santo, nuestro consolador y ayudador, quien nos fortalece para vivir lo que la Palabra ordena.
Él nos enseña, nos corrige y nos levanta cuando caemos. Com Él, podemos avanzar com seguridad — aunque el camino sea desafiante.
Conclusión: Vale la Pena Mirar Hacia Adelante
No vale la pena mirar atrás.
No vale la pena quedarse em um lugar donde Dios ya no está.
Vale la pena mirar fijamente a Jesús y seguir caminando por fe junto a Él.
Que esta reflexión toque tu corazón y renueve tu confianza em las promesas de Dios.
Que no te aferres a lo que quedó atrás, sino que te lances com valentía hacia lo que está por venir.
Que Dios te bendiga y te guarde, em el nombre de Jesús.
Un abrazo,
Priscila Leal
FIRME EN LAS PROMESAS DE JESÚS
Por más hermoso que sea nuestro caminar con Jesús, hay momentos en los que podemos sentirnos desanimados. Ya sea por situaciones cotidianas, por adversidades en el ministerio, por problemas de salud o financieros, o incluso por una apatía que no sabemos explicar. Pero, sin importar el escenario, siempre es alentador volver la mirada a lo que la Palabra de Dios ya ha dicho sobre nosotros. Recordar sus promesas nos da fuerzas para seguir adelante.
Hace unos días, mientras meditaba en la Palabra, me encontré con este versículo que tocó profundamente mi corazón:
“Escúchenme, descendientes de Jacob, todos los que permanecen en Israel. Los he protegido desde que nacieron; así es, los he cuidado desde antes de nacer. Yo seré su Dios durante toda su vida, hasta que tengan canas por la edad. Yo los hice y cuidaré de ustedes; yo los sostendré y los salvaré. ¿Con quién me compararán? ¿Quién es igual que yo?” (Isaías 46:3-5)
¡Qué maravilloso es saber que Dios nos ha protegido desde antes de nacer! Aún más impactante es entender que el mismo Creador de los cielos y de la tierra nos dice personalmente: “Yo seré tu Dios durante toda tu vida."
¿Te das cuenta de lo profundo de esta afirmación? El Dios eterno, fiel y todopoderoso, promete estar contigo en cada etapa de tu vida. Y lo reafirma con su carácter inmutable.
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no lo hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19)
Que esta verdad te fortalezca hoy. Que el Dios de Abraham te impulse a volver tus ojos a Su Palabra, a aferrarte a ella con fe y a seguir caminando con esperanza, sabiendo que Él cumple todo lo que promete.
Un abrazo,
Priscila Leal